miércoles, 14 de enero de 2015

Crónica hacia la libertad



Todo era espectacular. Los colores, las formas, sensaciones nunca antes experimentadas, hasta los arboles parecían danzar al son del viento, el azul del cielo nunca había sido tan brillante y nosotros... nosotros juntos viviendo por primera vez la sensación de libertad.
El tren salía a las 15 horas, desde la estación de Palermo, teníamos que apresurarnos, pero como siempre Sofía, tenía miedo de olvidar su rostro y volvía hacia el espejo para echarse otro vistazo.
Nuestra primera salida sin padres, solo nosotros y nuestra amistad, que está presente desde que estábamos en el vientre de nuestras madres. La ansiedad de conocernos nos inundaba. Salimos de casa, Sofía corrió detrás de nosotros. Llegamos a la estación, nos despedimos de nuestros padres y nos sentamos en lo que iba a ser nuestro vehículo a la libertad.
Íbamos en el tren, todo parecía tranquilo, hasta que vimos que la locomotora se desprendía de los rieles…

Definitivamente, nos sentamos en lo que iba a ser nuestro vehículo a la eterna libertad.

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